Severn Suzuki, una niña canadiense, se dirige a altos cargos mundiales y representantes de las Naciones Unidas, con un discurso que debiera de haberlos hecho avergonzarse, o por lo menos recapacitar. Desgraciadamente los intereses de las naciones más poderosas no van por el mismo camino.
Merece la pena dedicar poco más de 4 minutos de tu tiempo a ver este vídeo.
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